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Todos los dispositivos puestos a prueba presentaban problemas de seguridad que permitían a un «atacante» rastrear su ubicación o manipular el software que ejecutaban. También había problemas con el «ecosistema» de aplicaciones móviles, software y plataformas en la nube con las que interactúan estas cámaras (…) Algunos de los modelos de cámaras más sofisticadas con conectividad Bluetooth o de datos también presentan vulnerabilidades que podrían ser explotadas para «pincharlas» y transmitir en remoto las imágenes en vivo de las cámaras. Una vez controlado el software se podrían modificar, añadir y eliminar las secuencias almacenadas en la memoria de las cámaras.